Como sabrán los lectores de la primera hora, este espacio fue creado para que, quien les escribe, vierta sus ocurrencias(?), pareceres y un larga e incongruente fila de etcéteras.
Y quiero contarles hoy de una gran persona que, a pesar que, en su vida pisó una escuela de teatro, ni siguió alguna de las modernas sitcoms, es un gran Actor, cuando las circunstancias así lo demandan.
Y esa gran persona es mi padre.
El gringo, el gordo, o como más me gusta llamarlo a mi, el gran Papilo, es un gran actor.
Y a las pruebas me remito.
Una vez, en su casa de Soldini, mi abuelo por parte materna, Manuel Pirula Gutierrez (otro Campeón de la Vida, que ahora está en las plateas más altas) se encontraba bastante fastidioso, y ante el llamado nervioso y a altas horas de la noche de la señora que lo cuidaba, concurrió presuroso mi viejo.
El tema era que mi abuelo estaba encaprichado en ver al médico (que lo había revisado apenas una hora atrás). Entonces el Papilo, rápido de reflejos y muy resolutivo, salió de la habitación, se calzó los lentes y un saco, y en una entrada nueva triunfal le dijo: -Cómo anda Gutiérrez? y el abuelo, que se comió el papel, le respondió: -Ahora bien... Doctor. Sí... sólo le bastó un breve cambio de vestuario para que mi abuelo se serenara y se fuera a dormir tranquilo.
A lo mejor a Ustedes les parecerá poca cosa, pero para los que lo conocemos y sabemos que es una persona que hace de la humildad y del perfil bajo un modo de vida (tanto que si se entera que estoy dándole esta publicidad, me mata... jaja), de la vieja escuela, está situación es muy suya, esa de dejar todo por el bienestar de los demás, de reinventarse si es necesario, para que el Otro esté Bien…
Los dejo con la promesa de que habrá mas aventuras de este singular personaje.
Besos en la frente.
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